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Se encuentra situada en lo que antíguamente era la entrada a la ciudad de La Laguna, en elc ruce de las calles herradores y Barcelon, próximo a la plaza de san Cristóbal, también conocida como de La Milagrosa.

Es una de las capillas más populares, remontandose su devoción a la época del clérigo Francisco de Quintana. La tradición cuenta que en un banco cercano al solar de la futura capilla apareció el cuerpo sin vida de un hombre; tradición convertida en leyenda que explica que éste había asistido a una cita amorosa y la dama ordenó materle. El suceso, que en aquella época alarmó a la comunidad, llevó a los hermanos Quintamna, sacerdotes y propietarios de la casa contígua, a construir la capilla con caracter expiatorio, dotandola de toda clase de adornos, y forrando la cruz con planchas de plata repujada.

Está considerada como una de las grandes cruces de madera revestida, en este caso no sólo con plata repujada sino también calada, fechandose en el siglo XVIII.

Exteriormente se trata de una pequeña capilla adosada, con puerta única en arco de medio punto de mampostería, sostenido por pilastras rematadas por sencillos capiteles. Durante mucho tiempo estuvo abandonada, hasta que en 1994 fue restaurada por la Delegación de Cultura y Patrimonio Histórico-Artístico del Ayuntamiento de La Laguna, dejando en la fachada sectores a piedra vista. La construcción se cubre con un alero de tejas con cubierta a cuatro aguas y remate en punta de diamante. En la pared exterior de la casa, donde se apoya la capilla, habia en 1700 una cruz pintada de verde, de ahí su nombre, y a su pie un banco corrido de peidra donde descansaban los caminantes que a pie o a caballo hacían el camino desde santa Cruz hacia el interior de la isla.

Según la tradición, en su interior colgaban cuatro lienzos de Cristóbal Hernández de Quintamna, en la actualidad enm la Sacristía de la Iglesia de Santo Domingo. Estos cuadros son el de san Pio orando por el triunfo de Lepanto, san jerónimo, San Miguel Arcángel y San Juan Bautista.