El cementerio se planea en la ciudad por requerimiento legal, que obligaba a creación en todas las poblaciones del reino. Inicialmente se pensó en un llano cercano a la ermita, pero el desnivel del terreno y consideraciones sanitarias desaconsejaron esa ubicación. Se compra un solar adecuado, más distante, y se empezaron los trabajos de habilitación. El 4 de julio de 1814 se consagra e inaugura.
El 8 de mayo de 2000 se declara la Iglesia de San Juan Bautista como Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento; también recibe la misma protección el citado cementerio.
El cementerio es un amplio recinto de planta rectangular dividida por un eje octogonal que la distribuye, a su vez, en otras dos superficies rectangulares. Por la entrada principal se extiende una vía longitudinal bordeada de cipreses que conduce a la Capilla. En consecuencia ésta se encuentra situada prácticamente en el centro del cementerio, separando la parte más antigua – que se inauguró en 1814-, del solar que se adquirió en 1903 para ampliar el recinto. En las dos áreas que se extienden por delante de la capilla, bordeando el camino que conduce hacia las mismas, se levantan hermosas sepulturas de cantería y mármol de la época romántica. En el ángulo izquierdo de la cabecera del cementerio se levanta el interesante panteón familiar de los Bretillard; el derecho está ocupado por un pequeño compartimento destinado a los no católicos. El recinto está totalmente cercado por un cerramiento de mampostería pero, como es característico, en uno de sus frentes se abre la entrada principal, flanqueada por dos robustas pilastras de piedra labrada.
En 1903 el primitivo solar fue ampliado con la adquisición de un nuevo terreno que tenía, prácticamente, las mismas dimensiones que el anterior. Durante la Segunda República, de acuerdo con las disposiciones vigentes, el pequeño cementerio no-católico fue incorporado al resto del recinto tras el derribo del correspondiente muro de separación.
La capilla del cementerio se construye con inspiración neoclásica, remitiéndonos a una etapa marcadamente historicista, de gran arraigo en el Archipiélago. Se concibe como un pequeño templo griego, pero la gran sencillez decorativa y los elementos arquitectónicos empleados expresan un lenguaje fuertemente condicionado por el estilo neoclásico.